Quienes han meditado sobre el tema de la risa y el humor, con frecuencia encuentran en sus raíces la brusca comparación entre las supuestas virtudes de quienes hacen los chistes con los supuestos defectos y carencias de quienes los sufren.El motor fundamental de la gran mayoría de chistes pastusos es el ataque burlón a la figura de un individuo desconcertado, que sale de una cultura atrasada y cerrada para enfrentarse a otra, moderna, ruidosa y extraña, a una cultura que utiliza un lenguaje y unos códigos que ese individuo desconoce, unos avances técnicos y una serie de costumbres y convenciones modernas en todo diferentes a las suyas, las del pastuso más atrasado. En ese contexto, ese individuo se equivoca, confunde los términos y, en forma torpe y trágica, es arrollado por una modernidad que no entiende y, por supuesto, no domina.
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